Las rotaciones del alma 31:1-10

En el vasto y profundo universo de la Kabalá, el Shaar HaGuilgulim (El Portón de las Reencarnaciones) emerge como una obra fundamental que explora la compleja estructura del alma humana y su conexión con Adám haRishón, el primer hombre. Escrito por el renombrado kabalista Yitzják Luria, conocido como el Arizal, este texto ofrece una visión detallada de cómo las almas se dividen, reencarnan y evolucionan a lo largo de las generaciones.

El Shaar HaGuilgulim introduce un concepto central en la Kabalá: la idea de que todas las almas están vinculadas a Adám haRishón y, a través de él, a la estructura divina del universo. En este contexto, Adám haRishón no solo representa el primer ser humano, sino que también encarna un microcosmos espiritual que contiene en sí mismo todos los niveles del alma, desde el Néfesh hasta el Yejidá. Cada uno de estos niveles está asociado con diferentes aspectos de la estructura divina conocida como las diez Sefirot y los cinco Partzufim.

Este fragmento presenta cómo el Néfesh de Adám haRishón está compuesto por 613 “raíces” espirituales, correlacionadas con los mandamientos de la Torá y la estructura física del cuerpo. La comprensión de estas raíces proporciona una clave para entender cómo las almas se dividen en generaciones futuras y cómo se afectan mutuamente. Unas de sus raíces son Kayín y Hével, que representan dos partes del cuerpo espiritual del primer hombre, y sus acciones y pecados han causado manchas y divisiones en sus respectivos hombros, influyendo en la reencarnación de las almas a lo largo de la historia. Aquí aborda la ascensión espiritual y la conexión de las almas a través de los hombros de Adám haRishón, que actúan como canales de energía espiritual. Esta dinámica se refleja en la Gematría de términos clave y en la forma en que las almas se subdividen en raíces grandes y pequeñas. Esto es lo que está escrito:


Repasemos un poco

Estructura y División del Alma

Adám haRishón, según la Kabalá, contenía en sí mismo todas las partes del alma: Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayá y Yejidá. Estos cinco niveles del alma no solo definen la espiritualidad del individuo, sino que también están vinculados con los cinco Partzufim (configuraciones espirituales) y las diez Sefirot (esferas divinas) de la estructura kabalística. La división de estas partes del alma en Adám haRishón no es meramente simbólica, sino que refleja una profunda interconexión con los aspectos divinos del universo.

En particular, el Néfesh de Adám haRishón se subdivide en 613 “raíces” espirituales, que corresponden a los 248 miembros y 365 tendones de su cuerpo físico. Estos números no son arbitrarios, sino que están directamente relacionados con los 248 mandamientos positivos y las 365 prohibiciones de la Torá. La existencia de estas raíces en Adám haRishón subraya cómo su cuerpo físico está intrínsecamente conectado con las leyes espirituales del universo.

El Papel de Kayín y Hével

Los hijos de Adám haRishón, Kayín y Hével, representan dos partes del cuerpo espiritual del primer hombre: Kayín se asocia con el hombro izquierdo y Hével con el hombro derecho. Esta división es significativa, ya que cada hombro tiene su propia estructura espiritual que influye en las generaciones futuras. Los pecados cometidos por Kayín y Hével provocaron divisiones y manchas en sus respectivas áreas, lo que a su vez afectó la distribución y reencarnación de las almas.

Reencarnación y Energía Espiritual

Los hombros de Adám haRishón actúan como canales a través de los cuales fluye la energía espiritual. Esta energía se manifiesta en la Sefirá de Yesod, el fundamento de la energía divina. La unión de estas energías en Yesod simboliza la conexión entre lo masculino y lo femenino, una unión esencial para el crecimiento espiritual.

La gematría (valor numérico) del término “Yesod” refleja su conexión con el concepto de “hombro”, mostrando cómo estas partes del cuerpo espiritual están interrelacionadas. Además, el hombro izquierdo, que representa a Kayín, se divide en 600,000 chispas de alma, reflejando la complejidad y la profundidad de la reencarnación en cada generación.

La Ascensión de las Almas

Aunque el talón es la parte más baja del cuerpo espiritual, las almas que descienden de él tienen el potencial de ascender a niveles más altos de conciencia y espiritualidad. Este proceso de elevación es fundamental para la redención y la corrección espiritual, como lo ejemplifica la vida de Rabí Akiva, cuya alma está asociada con el talón y logró alcanzar altos niveles de iluminación espiritual. Es importante recordar que cada miembro del cuerpo tiene su propio “talón” simbolizando a la parte más baja de ese miembro o aspecto.

La Conexión Espiritual de las Generaciones

Este fragmento del Shaar HaGuilgulim también detalla cómo las almas se dividen en grandes raíces y luego en chispas más pequeñas. Estas divisiones reflejan una estructura jerárquica que comienza con los tres patriarcas, se extiende a las 12 tribus, 70 almas y finalmente se subdivide en 600,000 chispas. Esta estructura subraya la conexión intrínseca entre las almas de las generaciones y su origen en Adám haRishón.

En particular, la división del hombro izquierdo en 600,000 chispas se correlaciona con las raíces espirituales asociadas con Kayín, mientras que el hombro derecho se relaciona con Hével. Cada una de estas divisiones refleja un aspecto de la estructura espiritual que influye en las generaciones futuras.

Si te ha fascinado descubrir estos secretos profundos sobre la reencarnación y la rectificación del alma, hay mucho más por explorar. Cada capítulo te llevará a una comprensión aún más elevada, donde los misterios del alma y la espiritualidad se revelan de una manera que transforma tu visión de la vida.

Sumérgete en este viaje espiritual y sigue desentrañando los tesoros ocultos del Shaar HaGuilgulim. ¡Tu alma te lo agradecerá! 🌿📖

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