Renovación Espiritual y el Ciclo de Almas Viejas y Nuevas según el Arizal
Fragmento del Shaar haPesukim, la obra del Arizal en la que comenta la Torá a nivel Sod
ואכלתם ישן נושן וישן וגו
Comerás lo más viejo, y quitarás lo viejo, etc. (Vayikrá 26:10)
El ciclo de renovación espiritual, como se expresa en el pasaje bíblico de Levítico 26:10, nos introduce en un La renovación espiritual, como se menciona en Levítico 26:10, es un proceso profundo de purificación y crecimiento espiritual. Este pasaje bíblico nos insta a deshacernos de las cargas del pasado y abrirnos a nuevas oportunidades de transformación espiritual. Según las enseñanzas del Arizal, en su obra Shaar HaGilgulim, existe un ciclo donde las almas viejas reencarnan para completar sus rectificaciones espirituales antes de dar paso a las almas nuevas. Esta dinámica es fundamental para entender la completitud espiritual y nuestra conexión con lo divino.
Esto lo podemos ver desde una perspectiva personal donde el crecimiento y desarrollo se aplica a nosotros mismos como individuos únicos, en este plano, tú eres alma vieja y alma nueva en cada etapa de tu vida, pero viendo esta idea desde un punto más lejano a nuestra individualidad; viendo a la humanidad como uno solo, cada vida, cada persona que nace y muere se considera como un aspecto de alma vieja del “hombre global” al que pertenecemos.
Así como en nosotros viene primero en nosotros el aspecto de alma vieja y renace después de un proceso como alma nueva, en las generaciones que han nacido y vivido en esta tierra son consideradas almas viejas que pronto darán paso a las almas nuevas, con la era Mesiánica. El Arizal nos explica este proceso y su relación con la venida del Mesías ben David con el siguiente texto:
וכתיב בתריה, ונתתי משכני בתוככם ולא תגעל נפשי אתכם, הנה לכאורה קשה, איך הבטחה זו גדולה מכלם, וכלם תלויים בה, איך נאמרה באחרונה. אבל הענין הוא, לסמכו לפסוק ראשון, לרמוז אל מ”ש חז”ל אין בן דוד בא עד שיכלו כל הנשמות שבגוף. והוא ענין מ”ש בזוהר בפרשת פקודי, כי מיום שנחרב ב”ה, לא יצאו נשמות חדשות, וכלם הם נשמות ישנות, מתגלגלות ובאות, עד יושלם תקונם, ואח”כ בן דוד בא. ואז יבאו נשמות חדשות. וזש”ה וישן מפני חדש תוציאו, והם הנשמות הישנות, שיצאו לעולם טרם החדשות. ואחר שיושלמו הישנות, אז בן דוד בא. ובכן, ונתתי משכני בתוככם, ויבנה ב”ה במהרה בימינו, ואז יבאו נשמות חדשות לעולם:
Está escrito posteriormente: “Y pondré Mi morada en medio de ustedes, y Mi Néfesh no los rechazará” (Vayikrá 26:11). Esto parece plantear una pregunta. ¿Cómo es que esta promesa es mayor que todas ellas, y todas ellas dependen de ella, ya que se menciona en último lugar? Se colocó cerca del primer versículo para aludir a lo que han dicho nuestros sabios, de bendita memoria, que “Ben David no vendrá hasta que todas las almas se hayan completado desde el cuerpo”. Esto tiene que ver con lo que ha dicho el Zóhar en la porción Pekudey, que desde que el Templo fue destruido, no han salido almas nuevas. Todas son almas viejas que han reencarnado, y que completarán sus rectificaciones después de Ben David y vendrán nuevas almas. Esto es lo que dice con, “limpia lo viejo de antes de lo nuevo,” una referencia a las almas viejas que salieron antes de las nuevas. Después de que las viejas hayan sido completadas Ben David vendrá, por eso dice: “Y pondré Mi morada en medio de ustedes,” y el Templo será reconstruido, rápidamente en nuestro tiempo. Entonces nuevas almas vendrán al mundo.
Jaim vital (siglo XVI). Shaar HaPesukim (Ediciones Reé, Trad.) Tercer tomo: Vayikrá, Parashá Bejukotay (p. 53).
El Significado de la Renovación Espiritual en Levítico 26:10
La promesa divina en el verso que sigue (Levítico 26:11), donde se dice que Hashem pondrá Su morada en medio de nosotros y no rechazará nuestra Néfesh, está intrínsecamente vinculada con la llegada de Ben David, el Mesías.
Según las enseñanzas del Arizal, Ben David no vendrá hasta que todas las almas se hayan completado desde el cuerpo. Esto sugiere que el propósito último del alma es alcanzar la completitud espiritual antes de la venida del Mesías. Aquí, el Templo reconstruido simboliza la restauración espiritual y el comienzo de un nuevo ciclo de almas, donde cada alma encuentra su pleno potencial espiritual y su conexión con lo divino.
El Zóhar, en la porción Pekudey, ofrece una perspectiva fascinante sobre el ciclo eterno del alma. Según el Arizal, desde la destrucción del Templo, no han surgido almas nuevas. En su lugar, todas las almas son almas viejas que reencarnan para completar sus rectificaciones espirituales antes de la llegada del Mesías. Esta enseñanza resuena con la instrucción bíblica de “limpiar lo viejo antes de lo nuevo”, destacando el proceso de purificación y renovación espiritual necesario para el alma antes de su renacimiento espiritual. Esta referencia al Zóhar nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del alma y su viaje espiritual, así como la importancia de la transformación espiritual en nuestra búsqueda de la conexión con lo divino.
Almas Viejas y Nuevas: Conceptos del Arizal
El concepto de “almas nuevas” y “almas viejas” según el Arizal, como se expone en su libro “Shaar HaGilgulim”, se refiere a la creencia de que las almas tienen un ciclo de reencarnación. En este contexto, una “alma vieja” es aquella que ha reencarnado múltiples veces y ha acumulado experiencias a lo largo de sus diferentes vidas. Estas almas pueden tener lecciones pendientes de aprendizaje y rectificaciones espirituales que realizar antes de alcanzar su pleno potencial espiritual.
Por otro lado, una “alma nueva” es aquella que está en las primeras etapas de su viaje espiritual y puede tener menos experiencia acumulada en encarnaciones pasadas. Estas almas tienen la oportunidad de crecer y evolucionar espiritualmente a través de sus experiencias en esta vida y en futuras reencarnaciones.
El concepto de almas nuevas y viejas está estrechamente relacionado con la idea de la tikún, que se refiere a la corrección o rectificación del alma. Según la enseñanza del Arizal, cada alma tiene lecciones específicas que aprender y rectificaciones que realizar en el transcurso de sus múltiples reencarnaciones. El objetivo final de este proceso es alcanzar la completitud espiritual y la conexión con lo divino.
En última instancia, el objetivo del ciclo de reencarnación según el Arizal es que cada alma alcance su pleno potencial espiritual y se reúna con lo divino. A través de este proceso, las almas pueden experimentar un profundo crecimiento espiritual y contribuir a la realización de la voluntad divina en el mundo.
Después de que las almas viejas hayan completado sus rectificaciones espirituales y alcanzado su plenitud espiritual, según la enseñanza del Arizal, se dice que vendrá Ben David, el Mesías. Esta llegada del Mesías marca un período de redención espiritual y restauración divina en el mundo. Es el momento en que se cumplirán las promesas divinas de que Dios pondrá Su morada en medio de Su pueblo y que el Templo será reconstruido.
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