Parashá Bereshit: la caída de Adám

El Shaar haPesukim, escrito por el Arizal, ofrece una visión profunda y detallada sobre los misterios que subyacen en las escrituras. En su interpretación de la parashá Bereshit, el Arizal explora la caída espiritual de Adám HaRishón tras el pecado original y el impacto que tuvo en la estructura de las almas y las sefirot, las manifestaciones divinas en el proceso de la creación. Según la Kabalá, Adám fue creado como la cumbre de la perfección, pero su pecado provocó una reducción drástica de la luz espiritual que le había sido concedida.

En este fragmento, el Arizal expone cómo la conexión original de Adám con los niveles más elevados del alma, que abarcan desde Yejidá (el nivel más alto) hasta Néfesh (el nivel más bajo), se vio afectada. Tras su transgresión, la luz espiritual de estos niveles se fue perdiendo gradualmente, hasta que solo permaneció con él el nivel más bajo, el Maljut de Asiá. Esta reducción de luz tiene repercusiones en la estructura espiritual de toda la humanidad, vinculando a cada alma con su lugar correspondiente en los mundos superiores.

Además, el Arizal detalla la jerarquía de los niveles de alma y su relación con las sefirot, revelando cómo, a pesar del pecado de Adám, ciertos aspectos divinos aún permanecieron con él. Esta porción de la Parashá ofrece una ventana única para comprender cómo la transgresión humana afecta no solo la realidad física, sino también la estructura espiritual del universo. Y está escrito así:

Explicación detallada:

Adám HaRishón y su estado inicial: Adám HaRishón (el primer hombre) fue la creación más elevada de Elohim, creado directamente por Sus manos, lo que lo hizo único entre todas las creaciones. Antes del pecado, Adám poseía las almas más puras, las mejores que existían, y estaba conectado a niveles elevados de espiritualidad. Sin embargo, cuando pecó, esas almas quedaron manchadas, y la luz espiritual de estos niveles superiores ya no permaneció en ellas.

Reducción de la luz espiritual: Como consecuencia del pecado, solo quedó con Adám una pequeña parte de la luz que tenía antes. La luz que permaneció corresponde al nivel de Maljut, el nivel más bajo dentro del sistema de las sefirot. Esta luz residual es lo que se conoce como la Néfesh de Adám, es decir, su alma más baja.

Los cinco niveles de las almas y las sefirot: En la Kabalá, las almas tienen cinco niveles: Yejidá, Jayá, Neshamá, Rúaj y Néfesh, que corresponden a diferentes niveles de sefirot y mundos:

  • Yejidá (Kéter)
  • Jayá (Jojmá o Aba)
  • Neshamá (Biná o Ima)
  • Rúaj (Ze’ir Anpín)
  • Néfesh (Nukvá o Maljut)
Estos niveles de alma están presentes en todos los mundos de la creación: Atzilut, Beriá, Yetzirá y Asiá, donde cada mundo se asocia con una manifestación diferente de las almas:

Atzilut = Yejidá y Jayá (más elevado)

Beriá = Neshamá

Yetzirá = Rúaj

Asiá = Néfesh (más bajo)

Impacto del pecado en las sefirot: Antes del pecado, Adám HaRishón estaba conectado con todos estos niveles elevados de alma. Sin embargo, después del pecado, perdió el acceso a las luces superiores y solo quedó con él el nivel más bajo de las sefirot, el Maljut de Nukvá de Asiá, el nivel más bajo dentro del sistema espiritual. Este último Kéter (de Maljut) fue lo que permaneció con él, pero en una forma muy reducida.

Subdivisión en las sefirot: La enseñanza del Arizal explica que cada sefirá, como Kéter o Jojmá, también se subdivide en otros 10 niveles, y cada nivel tiene su propia relación con los niveles de las almas. Por ejemplo, dentro de Kéter se encuentran cinco niveles: Yejidá, Jayá, Neshamá, Rúaj y Néfesh. Este mismo patrón se repite en todas las sefirot y en cada mundo, creando un sistema sumamente detallado.

Relación con los mundos: Cada uno de los mundos (Atzilut, Beriá, Yetzirá, Asiá) también está relacionado con uno de estos niveles de alma, lo que implica que la luz espiritual fluye de manera jerárquica, desde los mundos más altos hasta los más bajos. En este caso, la luz de Adám HaRishón quedó limitada al mundo de Asiá, que es el nivel de Néfesh, el más bajo.

Este análisis es solo una muestra de la riqueza que se encuentra en cada Parashá a lo largo del año. Cada sección del Shaar haPesukim ofrece una profundización en estos conceptos, explorando cómo se aplican a las diferentes Parashot semanales y muchas más ideas en el estudio profundo de la Torá. Si deseas adentrarte aún más en estos temas y descubrir cómo cada porción de la Torá revela nuevas dimensiones de entendimiento y conexión, te invitamos a explorar el libro completo. Las obras del Arizal están muy relacionadas unas con otras a pesar de estar escritas en distintos libros, pues lo que se da por hecho en un libro se detalla en otro, aumenta la comprensión de los conceptos de el shaar haPesukim con el Etz Jaím e ilumina tu camino de estudio.

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