La mayoría de las personas sabe, gracias a la Kabalá, que así como hay algo “superior” hay algo “inferior”, que como es arriba es abajo y que lo que hay en el mundo material existe en un plano trascendental. Seguramente has escuchado de libros como “anatomía del alma” en los que se hace una relación muy interesante entre la estructura de nuestro cuerpo con la estructura del alma, y es que el mismo Arizal explica en el Shaar haGilgulim y en Shaarey Kedushá (escrito por su alumno, Jaím Vital) que así como un sastre moldea la vestimenta según las medidas exactas del cliente, así el Creador moldeó el cuerpo de una persona según las medidas de su alma.

Estas ideas podrían sonar un tanto imaginarias sin la ayuda de este verso

“Sobre qué están fundadas sus bases”

(Job 38:6)

Y es que las letras iniciales del verso en hebreo forman “cien”

על מה אדניה הטבעו

Cien = מאה

Para aludir a que el mundo se sostiene sobre cien fundamentos.

El Arizal continúa explicando en el Shaar HaPesukim que, “así también la palabra “sobre / על ” tiene un valor gemátrico de cien, para hacer referencia a las cien columnas del Mishkán, paralelas a la creación de los cielos y tierra.”

Es decir, que podemos encontrar una referencia muy clara, con la ayuda de la gematría, al hecho de que la estructura del Mishkán no es más que un esquema de la estructura del universo, si pusiéramos atención en cada detalle del Mishkán terrenal descrito por la Torá, podríamos conocer mucho más sobre nuestro mismo universo, el Arizal continúa diciendo:

“Como dijeron nuestros sabios, de bendita memoria, sobre los ganchos de oro que se verían como las estrellas. Y es que, si buscas, encontrarás que el Mishkán es un paralelo a toda la creación de los cielos y la tierra.”