Parashá Ve’atjanan: El Retroceso Espiritual de Moshé

En la Parashá Ve’atjanan, Moshé comparte con el pueblo de Israel cómo Hashem se enojó con él “a causa de ustedes”, un versículo que aparentemente describe una reacción personal de Moshé. Sin embargo, como nos enseña el Arizal en su obra Shaar HaPesukim, este pasaje revela profundas enseñanzas sobre la dinámica espiritual entre un líder y su generación, y cómo las acciones del pueblo pueden impactar la conexión espiritual de su líder con el Creador. Así está escrito en su libro:

El Estado Espiritual del Líder: Ibur, Yeniká y Gadlut

El Arizal nos introduce al concepto de que tanto Ze’ir Anpin (una de las Sefirot que representa una manifestación de la Divinidad) como las almas humanas pasan por tres niveles o etapas de desarrollo espiritual: Ibur (embarazo), Yeniká (lactancia), y Gadlut (madurez). Estos términos kabalísticos describen diferentes estados de la conciencia espiritual y la capacidad de conectarse con las iluminaciones divinas.

  • Ibur (embarazo): Representa un estado de potencial, donde el alma está en gestación espiritual. Es un estado de preparación y desarrollo interno, pero todavía no tiene una conexión plena y consciente con las iluminaciones divinas.
  • Yeniká (lactancia): En esta etapa, el alma comienza a recibir nutrimento espiritual. Ya no está en un estado de latencia, sino que empieza a manifestarse y a recibir iluminaciones divinas, aunque de manera limitada y en un nivel de dependencia, similar a un bebé que depende de la leche materna.
  • Gadlut (madurez): Es el estado de pleno desarrollo espiritual. Aquí, el alma ha alcanzado su madurez y puede acceder a las iluminaciones divinas en su totalidad, con una comprensión profunda y una conexión consciente con la Divinidad.

El Arizal nos dice que el Santo, Bendito Sea, otorga sabiduría y entendimiento al líder espiritual de cada generación en función de los méritos de esa generación. Si el pueblo es justo y sus acciones están alineadas con la voluntad divina, el líder accede a los niveles más elevados de Yeniká y Gadlut, permitiéndole guiar a su pueblo con claridad y sabiduría divinas. Sin embargo, cuando la generación peca, el líder no puede mantener estas iluminaciones y retrocede al nivel de Ibur.

El Retroceso de Moshé al Nivel de Ibur

El pecado del pueblo de Israel tuvo un efecto directo y negativo en Moshé, su líder. El Arizal explica que, debido a los pecados del pueblo, Moshé fue forzado a regresar al estado de Ibur, perdiendo así las iluminaciones y el conocimiento que había adquirido en los niveles de Yeniká y Gadlut.

En términos cabalísticos, Ibur no solo representa un estado de desarrollo espiritual inicial, sino también un estado en el que el alma está contenida dentro de una realidad superior, aún no manifestada plenamente en este mundo. En el caso de Moshé, este retroceso implicaba que su alma retornaba al estado de Ibur dentro de Ima Iláah (la Madre Superior), una manifestación elevada de la Divinidad que es conocida como “Yovel”.

El Arizal nos enseña que la palabra “Yovel” (jubileo) es aludida en las iniciales de las palabras “ויתעבר יהוה בי למענכם” (“Hashem se enojó conmigo por tu culpa”). Esto nos indica que Moshé, debido a los pecados del pueblo, regresó al estado de Ibur dentro de Ima Iláah. Como resultado, Moshé olvidó algunas de las leyes y enseñanzas divinas que anteriormente había recibido, lo que es una manifestación física del impacto espiritual que los pecados del pueblo tuvieron sobre él.

La Muerte de Moshé: Un Acto de Ibur Divino

El Arizal profundiza aún más en el concepto de Ibur, relacionándolo con la muerte de los justos. Explica que cuando un justo es retirado de este mundo, su alma se convierte en una “vestidura” para Hashem. Esta idea se basa en el versículo “Mi amado ha descendido a su jardín” (Shir Hashirim 6:2), donde la “descendencia” de Hashem al jardín es interpretada como su entrada en las almas de los justos, utilizándolas como vestiduras o vehículos para su presencia divina.

En el contexto de Moshé, su muerte prematura es vista como un acto de Ibur divino. A causa de los pecados del pueblo, Moshé fue “recogido” de este mundo antes de tiempo, pero no simplemente como un castigo, sino como un proceso donde su alma se convirtió en un canal para la Divinidad.

El Arizal conecta esto con el calendario hebreo, señalando que normalmente hay 12 meses en un año, reflejando la gematría de una Vav (6) expandida en dos Vav‘s, así “וו”. En un año bisiesto, hay 13 meses, lo que se representa como una Vav aún más expandida “Vav-Álef-Vav“, así “ואו”. Moshé, quien está asociado con la Sefirá de Tiféret, simbolizada por la Vav, tenía una conexión especial con este concepto. Al morir en el mes de Adar, el único mes que puede duplicarse en un año bisiesto, Moshé señaló con su partida que este mes es simbólicamente un tiempo para el Ibur.

Conclusión: La Responsabilidad de la Generación y su Impacto Espiritual

El Arizal nos ofrece una profunda lección sobre la interconexión espiritual entre un líder y su generación. Los méritos y los pecados de la generación no solo afectan su destino personal, sino que también impactan directamente a su líder espiritual, en este caso, Moshé. El retroceso de Moshé al estado de Ibur y su muerte prematura no solo fueron consecuencias de los pecados del pueblo, sino que también sirvieron como una lección sobre la importancia de la pureza y rectitud colectiva.

Este texto nos invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad no solo hacia nosotros mismos, sino también hacia nuestros líderes y, en última instancia, hacia nuestra relación colectiva con lo Divino. En una época donde las acciones individuales y comunitarias están entrelazadas con consecuencias espirituales, el mensaje del Arizal resuena con fuerza: debemos buscar la rectitud y la pureza para mantener no solo nuestra propia iluminación, sino también la de aquellos que nos guían.

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