Las rotaciones del alma 29:1-5

En este fragmento del Shaar haGilgulim, se exploran conceptos profundos y místicos relacionados con la creación del hombre, la raíz del bien y del mal, y la reencarnación, todo desde la perspectiva kabalística, veremos solo unos párrafos de este increíble capítulo. La kabalá no solo busca entender los textos bíblicos, sino que también intenta desentrañar los secretos espirituales detrás de los eventos y personajes mencionados en la Torá. Así está escrito en el Shaar haGuilgulim en su capítulo 29:

El Arizal nos introduce a la idea de que si Adám HaRishón hubiera esperado hasta la noche de Shabat para unirse con Javá, los mundos se habrían rectificado completamente. En la Kabalá, el Shabat no es simplemente un día de descanso, sino un tiempo de alineación espiritual y perfección. Procrear durante el Shabat hubiera significado que la acción de Adám y Javá se llevaría a cabo en un contexto de completa santidad, armonizando las fuerzas divinas de los mundos superiores y, por lo tanto, rectificando toda la creación.

Ahora continúa haciendo una analogía entre Esav y Yaakov con Kayín y Hével. Esav y Yaakov representan dos fuerzas espirituales similares a las de sus antecesores, donde Esav estaba destinado a ocupar la posición de Jojmá (Sabiduría), mientras que Yaakov estaría en Tiféret (Belleza). Sin embargo, debido al pecado de Esav, perdió su primogenitura, y Yaakov recibió una porción doble: la suya y la que pertenecía originalmente a Esav. Esta dinámica refleja el principio cabalístico de la redistribución de las energías divinas, donde aquellos que no pueden mantener su nivel espiritual debido a sus acciones, transfieren sus méritos a otros más aptos, en este caso, Yaakov, quien representa la belleza y armonía de Tiféret, y posteriormente, el nivel de Jojmá como Israel.

En este párrafo, se aborda el origen del bien y del mal en Kayín y Hével. Debido al pecado de Adám antes del Shabat, la serpiente, símbolo de las fuerzas del mal, pudo introducir impureza en Javá. Esto resultó en que Kayín y Hével nacieran con una mezcla de bien y mal, aunque en proporciones diferentes. Kayín es descrito como mayormente malvado con solo una pequeña porción de bien, mientras que Hével es mayormente bueno con una pequeña porción de mal. Esta diferencia destaca cómo las acciones y decisiones previas pueden influir en la naturaleza espiritual de las generaciones futuras, creando una mezcla compleja de fuerzas espirituales en sus almas.

Kayín tenía un Néfesh (alma animal), Rúaj (espíritu) y Neshamá (alma divina) que provenían de los mundos de Beriá, Yetzirá y Asiá, los cuales estaban destinados a la santidad. Sin embargo, estos aspectos estaban mezclados con las fuerzas del mal, conocidas como Klipot. Por otro lado, Hével también tenía estos tres aspectos, pero su Neshamá era completamente buena, sin mezcla de maldad, mientras que su Néfesh y Rúaj estaban parcialmente contaminados. Esta descripción refleja la complejidad de la estructura del alma en la Kabalá, donde el alma no es una entidad homogénea, sino una combinación de diferentes niveles que pueden estar influenciados tanto por el bien como por el mal.

Finalmente veamos el párrafo 5 que dice:

Según la Kabalá, el proceso de rectificación del alma ocurre en etapas, comenzando con el Néfesh, seguido por el Rúaj, y finalmente la Neshamá. El Néfesh de Hével, que estaba mezclado con el mal, reencarnó en Shet, el hijo de Adám. La parte malvada del Néfesh fue purificada y separada, y pasó a reencarnar en el malvado Bilaam. Aquí, el nombre de Hével se utiliza para ilustrar cómo el bien y el mal en su alma estaban representados en las letras de su nombre: la letra “Hey” simboliza el bien y se asocia con Shet, mientras que las letras “Bet” y “Lámed” representan el mal y se asocian con Bilaam. Este concepto muestra cómo la Kabalá ve el proceso de reencarnación no solo como un ciclo de vidas, sino como un proceso de rectificación espiritual donde las partes del alma se purifican y se redistribuyen según su naturaleza.

El Shaar HaGuilgulim nos ofrece una ventana profunda a los misterios de la reencarnación y la estructura espiritual del alma, revelando cómo nuestras acciones y decisiones no solo afectan nuestras vidas, sino también las de generaciones futuras y a su vez, ya fueron influenciadas por las pasadas. Cada párrafo que hemos explorado nos muestra cómo las almas de figuras bíblicas clave como Kayín, Hével, Esav y Yaakov están intrínsecamente ligadas a procesos espirituales que continúan desarrollándose a lo largo del tiempo.

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Notas

[i] Tehilím 8:7

[ii] Tehilím 8:6

[iii] Tehilím 147:20

[i] Bereshit 25:28

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