Analicemos el primer capítulo del “portón de los principios”, un portón previo a las explicaciones del Etz Jaím, con respecto al camino que tomó la luz, dice el Capítulo 1:1-4
El camino de la luz
Cuando ascendió en Su voluntad, bendito sea Su nombre, crear el mundo, para beneficiar a Sus criaturas, y que reconocieran Su grandeza y fueran merecedores de ser un carro celestial para unirse a Él, emanó un solo punto que estaba incluido en diez, y estas son las diez sefirot del nivel de Akudim que estaban en un solo recipiente, y no eran visibles. Por ejemplo, el hombre está compuesto por los cuatro elementos, y cada uno no se percibe individualmente. Lo mismo ocurre aquí: en este punto estaban incluidos diez al principio de su emanación, y esto está por encima del Kéter actual, porque de allí las diez sefirot extraen su flujo de abundancia y vida de este punto.
También la luz y la vitalidad de este punto descienden del Emanador y están presentes dentro de él, como el recipiente que contiene su propia esencia, similar al ejemplo del cangrejo cuya cobertura está integrada con él. En este punto había diez luces internas y diez luces circundantes. La Or Makif está afuera del recipiente. Se sabe que la Or Makif es mayor que la Or Penimí, porque la Or Penimí está contenida dentro del recipiente, a diferencia de la Or Makif. Este es el secreto del verso que dice: “Y hablaré contigo desde entre los dos querubines”, donde la Shejiná estaba contenida allí.
Y de este punto se extendieron diez puntos, desde el Kéter hasta el Maljut de la siguiente manera: lo más selecto y superior de este punto se convirtió en la sefirá de Kéter y se extendió hacia abajo, y los otros nueve están incluidos en ella. Lo que quedó en su interior, también de lo más selecto que queda, se extendió hacia abajo desde el Kéter y se convirtió en la sefirá de Jojmá, y las otras ocho están incluidas en ella.
Luego, desde Jojmá, se formó Biná, y las otros siete están incluidas en ella. Luego, se formaron seis puntos juntos y, finalmente, la sefirá de Maljut. Esto se denomina el mundo del caos y del vacío y el mundo de los Nikudot.
Y la luz superior entraba en ellas, es decir, dentro del recipiente. La luz del Ein Sof rodea a Kéter y se extiende hasta el límite de todas las diez sefirot.
La Or Penimí de Kéter, se convierte en Or Penimí y circundante para Jojmá, y la Or Makif de Kéter se convierte en una Or Makif superior para la Or Makif de Jojmá. Y así sucesivamente para todas las sefirot.
El concepto es que lo que se podía recibir del resplandor dentro de Kéter permanecía allí como Or Penimí, y el resto se mantenía como Or Makif desde fuera. De la misma manera, del Kéter a Jojmá, de Jojmá a Biná y de Biná a las seis sefirot inferiores: Tiféret, Nétzaj, Hod, Yesod y Maljut, juntas. Ver figura 6.

La Creación y el Punto Único
El texto comienza mencionando que, en Su voluntad, Hashem decidió crear el mundo con el propósito de beneficiar a Sus criaturas. Este beneficio busca que los seres humanos reconozcan Su grandeza y se conviertan en “carros celestiales” para unirse a Él.
Para realizar esto, emanó un punto único que está contenido en diez, que representan las diez sefirot del nivel de Akudim. En esta fase, todas las sefirot estaban concentradas en un solo recipiente, de forma que no eran visibles por separado. El autor compara esta unidad a la naturaleza del ser humano, quien está compuesto por los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego), donde cada elemento no se percibe de manera aislada.
Luz y Vitalidad
El punto único mencionado es la fuente de luz y vitalidad que desciende del Emanador (Dios) y se encuentra dentro de este punto. Se usa el ejemplo del cangrejo, cuya cubierta está integrada con su esencia, para ilustrar cómo este punto contiene diez luces internas y diez luces circundantes.
La Or Makif (luz circundante) se describe como superior a la Or Penimí (luz interior), ya que la primera envuelve el recipiente, mientras que la segunda está contenida dentro de él. Se hace referencia al verso bíblico: “Y hablaré contigo desde entre los dos querubines”, sugiriendo que la Shejiná (la presencia divina) reside en ese espacio.
La Emanación de las Sefirot
Desde este punto único, se extienden diez puntos, comenzando desde el Kéter (la corona espiritual) hasta el Maljut (la realeza o manifestación final de la luz divina):
Lo más selecto de este punto se convierte en Kéter.
Lo que permanece dentro de Kéter se extiende hacia abajo, formando la sefirá de Jojmá (sabiduría), con las otras ocho sefirot incluidas en ella.
Este proceso continúa, donde Biná (entendimiento) se forma de lo que queda de Jojmá, y así sucesivamente hasta que finalmente se forman las seis sefirot inferiores: Tiféret, Nétzaj, Hod, Yesod y Maljut.
Este proceso de emanación se refiere a la creación de los mundos del caos y del vacío, así como al concepto de los Nikudot (puntos de luz).
Luz Superior y Estructura de las Sefirot
La luz superior, conocida como Ein Sof (la luz infinita de Dios), rodea a Kéter y se extiende hasta el límite de todas las diez sefirot.
La Or Penimí de Kéter se convierte en Or Penimí para Jojmá, y la Or Makif de Kéter se transforma en una Or Makif superior para Jojmá.
Este patrón se repite a través de todas las sefirot, donde la luz que se puede recibir se mantiene como Or Penimí, y el resto se guarda como Or Makif.
Este esquema sugiere que cada sefirá recibe luz de la anterior y, a su vez, irradia luz hacia la siguiente, creando una estructura interconectada y dinámica en la que cada parte desempeña un papel crucial en el flujo de energía divina.
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