Una de las enseñanzas más profundas del Etz Jaím del Arizal es la explicación sobre los distintos tipos de uniones (zivugim) que ocurren entre las sefirot en el mundo espiritual. Estas uniones no son solo símbolos de armonía espiritual, sino verdaderas dinámicas de creación y mantenimiento de la vida en todos los niveles del universo. El Arizal, basándose en enseñanzas del Zóhar, especialmente de Rabí Shimón Bar Yojái, nos muestra que no todas las uniones tienen la misma naturaleza, ni la misma función.
Dos tipos de uniones: permanentes y temporales
- La unión entre Jojmá (Sabiduría) y Biná (Entendimiento).
- La unión entre Tiféret (Belleza, Armonía) y Maljut (Reino, Manifestación).
Ambas son uniones de sefirot masculinas y femeninas respectivamente, pero no operan de la misma manera ni producen los mismos resultados.
1. La unión entre Jojmá y Biná: un flujo continuo de vida espiritual
Jojmá y Biná son sefirot superiores, situadas en la cabeza del Árbol de la Vida. Su unión representa la conjunción de la sabiduría primordial con la capacidad de comprensión y desarrollo. El Arizal enseña que esta unión nunca cesa, pues su función es sostener constantemente la vida de los mundos superiores, en particular de los ángeles y las Neshamot elevadas.
Esta unión genera la “vitalidad” o energía espiritual que da existencia continua a las entidades celestiales. No se trata de una creación puntual, sino de un mantenimiento constante. El Zóhar lo expresa diciendo que si la luz que fluye desde lo alto a los ángeles cesara por un instante, dejarían de existir. Por tanto, el zivug de Jojmá y Biná es eterno e ininterrumpido, como el latido del corazón del mundo espiritual.
2. La unión entre Tiféret y Maljut: ciclos de fecundación espiritual para los mundos inferiores
En cambio, la unión entre Tiféret y Maljut no es constante, sino que ocurre en momentos específicos. Esta unión tiene como objetivo generar almas para el mundo inferior, particularmente las almas humanas. Así como en el mundo físico hay ciclos de fertilidad, en el mundo espiritual esta unión ocurre en momentos de gracia, revelación o intervención divina, y puede interrumpirse en tiempos de oscuridad, como el exilio.
El Arizal enfatiza que esta unión es la que da lugar al versículo: “Yo hice las almas” —es decir, es la fuente de las Neshamot humanas. Pero como su función es más “productiva”, está sujeta a condiciones externas, como el estado espiritual de la humanidad. Durante el exilio, por ejemplo, esta unión se debilita o se interrumpe, lo que afecta la revelación espiritual en el mundo.
¿Cuál es la relación entre estas dos uniones?
Aunque ambas uniones son distintas en función y constancia, están interrelacionadas. La unión entre Jojmá y Biná genera “coronas” espirituales, que son condiciones necesarias para que pueda darse una unión fructífera entre Tiféret y Maljut. Estas “coronas” no son objetos literales, sino representaciones de estados espirituales elevados que embellecen y facilitan la unión inferior.
El Zóhar menciona que “El Rey superior está sentado en sus coronas”, refiriéndose a cómo el Yesod (fundamento) transmite bendiciones desde las alturas para que el “Rey” (Tiféret) se una a la “Reina” (Maljut). Por tanto, el flujo que baja desde Jojmá-Biná prepara el terreno para que la unión inferior pueda darse con toda su plenitud.
El papel del exilio: ¿Qué ocurre cuando hay interrupción?
Durante el exilio espiritual (como el que experimentamos actualmente, según el Arizal), la unión entre Tiféret y Maljut se debilita. Esto afecta la fertilidad espiritual del mundo: hay menos revelación, menos conexión directa con lo Divino, y un descenso en la capacidad de generar nuevas almas con elevado potencial espiritual.
Incluso la Ima (Biná, llamada la Madre superior) —de quien provienen las coronas— “se aparta”, es decir, deja de otorgar esas coronas a Tiféret y Maljut, lo cual interrumpe su unión. Este “apartamiento” no implica que Jojmá y Biná dejen de unirse, sino que ya no lo hacen con el objetivo de fecundar el mundo inferior, sino únicamente para sustentar el mundo superior.
Unión para sostener vs. unión para fecundar
Aquí el Arizal introduce una distinción esencial:
- La unión para sustentar es permanente y corresponde a Jojmá-Biná.
- La unión para procrear (dar a luz nuevas almas o manifestaciones divinas) es intermitente y corresponde a Tiféret-Maljut.
Esto se ejemplifica con la imagen de las letras del Tetragramatón:
- La unión entre Yud (Jojmá) y Hey (Biná) se mantiene, pero no siempre genera frutos (no hay fecundación).
- La unión entre Vav (Tiféret) y Hey final (Maljut), necesaria para la procreación, solo ocurre cuando se dan las condiciones adecuadas, es decir, cuando las sefirot están adornadas con las “coronas” provenientes de Jojmá y Biná.
Conclusión: Dos ejes de la vida espiritual
La enseñanza central de este fragmento del Etz Jaím es que el universo espiritual funciona sobre dos ejes de unión:
- Uno superior, permanente, que sostiene la vida espiritual de los mundos celestiales.
- Otro inferior, cíclico, que permite la revelación divina en los mundos inferiores y el nacimiento de nuevas almas.
Ambos son necesarios y complementarios. Sin la unión superior, los mundos celestiales no tendrían energía. Sin la unión inferior, el mundo físico no podría renovarse espiritualmente. La Kabalá nos enseña que nuestras acciones, plegarias y estudio pueden restaurar la unión inferior —la de Tiféret y Maljut— y así reactivar la abundancia divina que necesita este mundo.
En tiempos de exilio, nuestra tarea espiritual es precisamente esa: elevarnos para reconectar esas sefirot, para que el flujo de vida no solo sostenga lo alto, sino que también fecunde lo bajo. Porque solo entonces podremos hablar de redención completa.
Vital, J. Etz Jaím: El árbol de la vida (Ediciones Reé, Trad.). Ediciones Reé. (pp. 231–236)
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