Parashá Emor

Está escrito en Levítico 25:17 “No engañará un hombre a su prójimo, y temerás…” y el Arizal nos explica que el las letras finales de una parte de este verso en hebreo forman la palabra “sexto”. Él dice lo siguiente:
“Las letras finales de la frase “un hombre a su prójimo y temerás” forman “sexto”. Esto es una alusión a lo que han dicho los Sabios, de bendita memoria, respecto a cobrar de más a un comprador, una sexta parte más que el precio real.”
Ediciones Reé, Shaar haPesukim, el portón de los versos tomo 3, página 51
¿A qué se refiere? primero que nada, veamos el verso en cuestión, la parte que nos cita el Arizal, en hebreo es: “איש את עמיתו ויראת / ish et amitó veyaretá” al tomar las letras finales de estas 4 palabras forman “שתות/ S’hetut” traducido literalmente como “sexto”. Como tal, esta palabra es utilizada en el talmud como “sexta parte de error”, en la halajá, la palabra se usa frecuentemente en discusiones sobre transacciones y errores en los precios. Por esta razón, el Arizal relaciona este verso directamente con lo que hablan nuestros sabios sobre la sexta parte del costo real de algo que se vendió, y es que en el talmud, el cobrar esa sexta parte se consideraría como fraude.
La referencia del Arizal a lo que dicen “los Sabios” se encuentra en el Talmud Babli, en el tratado de Kidushin 42b:5 que dice:
וְהָא דַּאֲמַרַן ״שְׁתוּת – קָנָה, וּמַחְזִיר אוֹנָאָה״ – לָא אֲמַרַן אֶלָּא בְּמִטַּלְטְלֵי, אֲבָל בִּמְקַרְקְעֵי – אֵין אוֹנָאָה לְקַרְקָעוֹת. וּבִמְקַרְקְעֵי לָא אֲמַרַן, אֶלָּא דִּפְלוּג בְּעִילּוּיָא, אֲבָל פְּלוּג בְּמִשְׁחֲתָא – לָא, כִּדְרַבָּה. דְּאָמַר רַבָּה: כׇּל דָּבָר שֶׁבְּמִדָּה וְשֶׁבְּמִשְׁקָל וְשֶׁבְּמִנְיָן, אֲפִילּוּ פָּחוֹת מִכְּדֵי אוֹנָאָה – נָמֵי חוֹזֵר.
Y lo que dijimos, que si los hermanos se equivocaron en una sexta parte el que recibe una parte mayor la adquirió y debe devolver la cantidad del fraude, lo dijimos solo respecto a bienes muebles. Pero en cuanto a tierras, la halajá es que no hay fraude respecto a tierras. Y respecto a tierras, dijimos que la halajá de fraude no se aplica solo cuando la dividieron según el valor de la tierra. Pero si la dividieron por medida y se equivocaron en la medición, no decimos que no hay fraude. Esto está de acuerdo con la declaración de Raba, como dijo Raba: Cualquier asunto que sea según medida, o según peso, o según número, si resultó ser un error, incluso si el error fue menos de la cantidad que constituye fraude, también se devuelve.
Donde el mismo Rashi comenta lo siguiente:
והא דאמרן שתות צריך להחזיר אונאה לא אמרו אלא במטלטלי – דאונאה כתיבה בהן או קנה מיד עמיתך אל תונו דבר הנקנה מיד ליד: בעילויא – שלא חלקום בחבל ליטול כל אחד ברעה וביפה אלא העלום בדמים ונטל זה ברעה כפי דמים וזה ביפה כפי דמים:חוזר – שאין זה כשאר אונאות דקי”ל בהזהב (ב”מ דף מט:) פחות משתות מחיל אינש דהתם אין כל אדם יכול לצמצם הדמים אבל טועה במדה טעות הוא ואדעתא דהכי לא עביד:
Y lo que dijimos, que si la diferencia en el precio es de una sexta parte, se debe devolver el fraude, solo se aplica a bienes muebles – ya que la ley del fraude se escribe sobre ellos, como está dicho: “O compra de mano de tu compañero, no defraudes”, refiriéndose a un objeto adquirido de mano en mano. En el caso de las propiedades, cuando no se dividieron con una cuerda para que cada uno tomara tanto lo bueno como lo malo, sino que se valoraron en dinero, y uno tomó lo malo según su valor y el otro lo bueno según su valor: Debe devolverse – ya que esto no es como otros fraudes, porque está establecido en la Mishná de Keitzad Ma’avirin (Baba Metzia 49b) que si la diferencia es menos de una sexta parte, la persona perdona, porque allí no todos pueden calcular con precisión el valor. Pero si se equivocan en la medida, es un error, y bajo esa suposición no se llevó a cabo la transacción.
El Arizal viene a enseñarnos que la halajá de nuestros sabios en el Talmud está relacionada con este mismo verso de la parashá, y al mismo tiempo con la mitzvá, es decir, cuando la Torá dice: “No engañará un hombre a su prójimo” no solo se trata de mentiras habladas o escritas simplemente, ese “engaño” puede referirse también a transacciones económicas.
Las letras finales de la expresión son la confirmación de esta idea, y es que, podemos ver que aún estudiando un verso de la Torá a nivel Sod (oculto/elevado) no encontramos ninguna discrepancia con su interpretación literal.
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