La Separación de los Mojin: Unificación y Separación Espiritual
La idea central de la “Separación” comienza con el proceso de cómo los Mojin (la iluminación o las luces que representan la sabiduría espiritual) fluyen a través del Ze’ir Anpin (una figura espiritual que representa una entidad que recibe las emanaciones divinas) y se trasladan hacia la Nukvá (la figura femenina, que representa el receptáculo de estas energías, también conocida como la Shejiná o Maljut). Esto está relacionado con un pasaje bíblico en el que se describe que “Hashem, Elohim, hizo caer un profundo sueño sobre el hombre”. Esta descripción no solo es un relato físico sino que es un símbolo de una acción cósmica profunda: la retirada de los Mojin de Ze’ir Anpin hacia Nukvá, como si fuera un sueño profundo, una disociación temporal que permite un cambio de configuración en los mundos espirituales.
En términos más sencillos, cuando se dice que Ze’ir Anpin entra en un estado de “sueño”, se refiere a que los niveles de conciencia que normalmente se conectan con la fuente superior de sabiduría (representada por las esferas de Jojmá y Biná, o sabiduría y entendimiento) se retiran hacia una fase de descanso, lo que permite que la Nukvá (la “esposa” o receptáculo de las energías divinas) reciba estas luces de manera directa, sin la mediación de Ze’ir Anpin. Este proceso se simboliza cuando se dice que “Leá se incluye en Rajél”, ya que Leá, que es la figura de la comprensión en el plano superior, se funde con Rajél, un aspecto relacionado con la receptividad y la luz divina.
La Unificación Espiritual a Través de la “Dormita”
Sin embargo, el concepto de “Separación” no es estático. Al contrario, es dinámico y permite una transformación mayor a través de la “Dormita”. Este concepto se refiere a la idea de que, tras la retirada de los Mojin de Ze’ir Anpin, este último recibe una nueva iluminación, pero en una forma más elevada, proveniente directamente de Aba (la “madre” o fuente superior de sabiduría) e Ima (la “madre” o comprensión profunda). Esto es esencialmente un renacimiento espiritual para Ze’ir Anpin, ya que ahora se encuentra en un estado más elevado de conciencia. De esta forma, la unificación entre Ze’ir Anpin y Nukvá se eleva a un nivel aún más alto, no solo por la transformación de la luz recibida, sino por la activación de un nivel superior de conciencia, que es el resultado de este proceso de “Dormita”.
La Retracción y Elevación de la Nukvá
Un aspecto esencial que emerge de la separación y la posterior unificación es el cambio en la posición de la Nukvá, la cual comienza detrás de Ze’ir Anpin, como un receptáculo que absorbe las luces de manera indirecta. Sin embargo, cuando los Mojin se reconfiguran y Ze’ir Anpin recibe la nueva iluminación proveniente de las esferas superiores, la Nukvá ya no se encuentra de espaldas a él. De hecho, se eleva hacia una posición “cara a cara”, como un símbolo de la conexión directa entre lo espiritual y lo material. Este cambio de posición refleja una mayor cercanía entre las esferas espirituales superiores y el mundo inferior, y simboliza la unión de lo divino y lo humano.
Este tipo de conexión ocurre en un ciclo que no es lineal. Tras un periodo de separación, las almas y los aspectos divinos experimentan un proceso de unión renovada a través de la plegaria, un acto de invocación que permite que la Nukvá se acerque nuevamente a Ze’ir Anpin, pero solo en ciertos momentos, como durante los momentos de Shabat o a través de prácticas espirituales como la Amidá (la oración central). La intención es prolongar este estado de “cara a cara” para evitar que la Nukvá regrese a su estado de separación detrás de Ze’ir Anpin. Esto refleja el deseo humano de mantener una conexión directa con lo divino, evitando la fragmentación de la energía espiritual.
La Múltiple Dimensión de la Separación: Las Esferas Superiores
Otro concepto importante es cómo las esferas superiores se relacionan con el proceso de separación y unión. En los niveles más altos de la estructura cabalística, particularmente en el mundo de Atzilut, las esferas de Jojmá y Biná (sabiduría y entendimiento) forman una unidad esencial. La separación no solo ocurre en las esferas inferiores como Ze’ir Anpin y Nukvá, sino también entre Jojmá y Biná. El proceso de “inclusión” que se menciona en relación con Leá y Rajél refleja cómo las diferentes cualidades espirituales, que inicialmente son entidades separadas, pueden fusionarse para lograr un nivel superior de comprensión y revelación.
La Idea de los “Tzélem” y los Juicios Espirituales
Una parte crucial de este proceso es la manifestación de los “Tzélem”, que se refiere a las representaciones espirituales o “sombras” de las energías divinas. En el caso de Aba e Ima (las figuras de la sabiduría y la comprensión), estos Tzélem se introducen en Ze’ir Anpin, lo que añade una dimensión más profunda a la interacción entre lo masculino y lo femenino en la Kabalá. De esta manera, Ze’ir Anpin no solo es un recipiente de las luces espirituales, sino también un espacio de intercambio entre las diversas influencias de los mundos superiores.
El concepto de juicios también es esencial en este proceso. Los “juicios” son fuerzas de severidad o restricción que se encuentran en el lado de Aba e Ima. Estas fuerzas de juicio no deben ser rechazadas, pero requieren ser manejadas y transformadas. A través de las historias de figuras como Moisés, quien rechazó la “Kushit” (representación de juicio severo), y José, quien también rechazó las manifestaciones de juicio (como la esposa de Potifar), se ilustra cómo los cabalistas consideran la importancia de filtrar y purificar estas energías de juicio, antes de que puedan ser integradas en el sistema espiritual.
La Función de los Nombres Divinos
Finalmente, la Kabalá de Luria pone un énfasis considerable en los nombres divinos como vehículos de luz y juicio. El nombre “Elohim”, que se refiere a la fuerza divina de restricción y juicio, se manifiesta de diversas formas en el mundo espiritual, y cada una de estas formas tiene implicaciones específicas sobre cómo las energías divinas se transmiten. Los nombres “Elohim”, “Hijos de Elohim” y otros se utilizan para describir las interacciones cósmicas y las fuerzas de severidad, y su estudio es esencial para comprender cómo las fuerzas de la luz y la oscuridad operan en el mundo espiritual.
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